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"Flota como mariposa, pica como abeja; sus manos no pueden golpear lo que sus ojos no ven" era el lema usado por Muhammad Alí para describir su estilo de boxeo: rápido y ligero de piernas, moviéndose como si flotara, mientras que disparaba una multitud de golpes no devastadores, pero cuya acumulación finalmente minaba y derrotaba al rival. Los puristas del deporte no gustaban de ese innovador estilo, pero nadie podía negar su efectividad, más si se tenía en cuenta que quien ejecutaba esos intrincados y rápidos movimientos tenía 1.88 metros de estatura y un peso de 85 kilogramos.

Después de sólo 20 combates profesionales venció sorpresivamente al archifavorito Sonny Liston, campeón en todas las asociaciones de boxeo, llevándose Muhammad Ali por primera vez el campeonato mundial de su categoría.

Antes de la pelea, algunos periodistas consideraban cruel que colocaran al joven Ali con el flamante campeón. Y así, la del 25 de febrero de 1964 aún es recordada como una de las jornadas más tensas vividas en el Convention Hall de Miami Beach. La noche en que el boxeador Cassius Clay -como todavía se llamaba- arrebató, en siete rounds, su cinturón al entonces campeón mundial de los pesos pesados, Sonny Liston. "¡Soy el más grande!, soy el más grande!", fue la frase con que Cassius Clay oficializaría ese triunfo sobre el "Oso Feo", como llamaba burlonamente a su contrincante.

En 1967 sucedió el incidente de su objeción para ir a Vietnam, por lo que el gobierno sólo le permitió volver a los cuadriláteros hasta 1970, cuando ganó dos peleas. Sin embargo, al año siguiente, en 1971, perdió el combate por el título mundial contra Joe Frazier.



Tanto Frazier como Alí eran considerados los mejores en su categoría, aunque tenían marcados contrastes en personalidades y estilo: Alí era atractivo para los medios de comunicación, representaba el movimiento antibélico de los años 60´s, y en el ring se distinguía por su agilidad y el combate a distancia. Por su parte, Frazier era discreto en su vida personal y considerado defensor del "establishment". Su estilo de pelea consistía en el combate cuerpo a cuerpo y la contundencia en cada golpe.

Aparte del resultado deportivo, el evento marcó hasta esa fecha el récord del mayor cobro de la historia del boxeo para un peleador, ya que se adjudicaron 2,5 millones de dólares cada uno, y se estima que un total de 300 millones de personas alrededor del mundo vieron la pelea, el mayor número de televidentes conocido hasta ese momento.

En enero de 1974 fue la pelea de revancha venciendo esta vez Alí a Frazier. En octubre de ese mismo año, volvió a conquistar el título de los pesos pesados al noquear al campeón, George Foreman, en Kinshasa, Zaire.



La pelea Alí vs Foreman fue auspiciada por el famoso promotor "Don King". Ambos contendientes pedían la elevada suma de $5 millones de dólares para firmar el contrato, e imposibilitado por no tener parte del dinero por adelantado, convenció al presidente de Zaire, Mobutu Sese Seko, para patrocinar la pelea y de paso promocionar al país en el extranjero.

De esta manera, la pelea fue publicitada como «The Rumble in The Jungle». Los expertos consideraban que nadie podría soportar el brutal ataque de Foreman, cuyas ocho peleas anteriores no habían pasado más allá del segundo asalto. Por si fuera poco, había quienes le creían el mejor «fajador» de la historia. Por su parte, Alí tenía la crítica en contra, puesto que su agilidad había mermado considerablemente.

El día del evento, Muhammad se subió primero al cuadrilátero, mientras Foreman retrasó su salida unos ocho minutos, tiempo que aprovechó el retador para seguir atrayendo el aliento de los presentes. Iniciadas las acciones, Alí recurrió a rápidas combinaciones. Los "jabs" de Alí eran particularmente potentes por la rapidez con que eran ejecutados; además, se dice que giraba el puño al momento del impacto, lo que le daba un efecto letal. A partir del segundo asalto, empezó a dirigirse a las cuerdas y protegía su cabeza para soportar los fuertes golpes de Foreman, una estrategia que realizó a lo largo del combate y que sería conocida de ahí en adelante como «rope-a-dope», que tenía como finalidad cansar al adversario, pero que también requería una gran capacidad de resistencia.

El ataque sobre el cuerpo de Alí era brutal, pero en ocasiones el retador agarraba a Foreman de la nuca y le susurraba que no sufría ningún daño entre otras afrentas. Finalmente, en el octavo asalto Alí atacó con la definitiva combinación de golpes que noqueó a Foreman y le despojó de los cetros y de la condición de invicto. El combate marcó dos hitos: Alí se consagró como el segundo boxeador de la historia en proclamarse campeón mundial indiscutido del peso pesado por segunda ocasión, desde Floyd Patterson en 1960; y también se considera que el evento fue uno de los precursores de la globalización de las telecomunicaciones en materia de deporte.



Después de varios encuentros victoriosos, el 26 de junio de 1976 Muhammad Alí protagoniza una de las primeras peleas en la historia de las Artes Marciales Mixtas (MMA) en contra del luchador Japonés Antonio Inoki, especialista en Karate y "catch wrestling".

Todo comenzó con un comentario que Alí había hecho a Ichiro Hatta, por entonces presidente de la "Japanese Amateur Wrestling Association". En su estilo particular, Alí preguntó si no había ningún peleador oriental que se atreviese a luchar contra él. Y allí apareció Antonio Inoki, estrella de la "New Japan Pro Wrestling". Respondiendo a las burlas de Alí, afirmó que "éste podía salir herido si no se tomaba en serio el combate". Tras una negociación, Alí aceptó combatir, y la lucha fue finalmente estipulada para el 26 de junio en el "Nippon Budokan". El árbitro escogido sería Gene "Judo" LeBell, quien ya había participado en una lucha similar contra el boxeador Milo Savage en 1963. Se planeó además una retransmisión del combate en más de 34 países, y en Estados Unidos, Vince McMahon, Sr. vendió todas las entradas del Shea Stadium para una proyección en directo.

Existe controversia sobre el altamente inusual reglamento de este combate, que se tornaría crítico al final de la noche. Según el periodista boxístico Jim Murphy, la lucha estaba originalmente planeada como un combate coreografiado al uso de los de la lucha libre profesional; su final consistiría en que Alí lograría noquear limpiamente a Inoki, pero golpeando también al árbitro por accidente, lo que permitiría al japonés recuperarse y noquear por la espalda a Alí con una patada a la cabeza, consiguiendo la victoria con el ya consciente árbitro. Este final estaría pensado para permitir a ambos terminar el encuentro sin ver su fama perjudicada, pero Alí no habría estado de acuerdo con tener que perder y exigiría que el combate fuera hecho real, con una serie de reglas especiales.

Por otra parte, según el propio Inoki en una entrevista años después, la lucha estaba planeada desde siempre como un combate real, pero Alí no se percataría de esto hasta presenciar un brutal entrenamiento en el dōjō de Inoki, y por ello exigiría las reglas que se adoptaron en la realización de la pelea. Sea como fuere, dicho reglamento consistió finalmente en que Inoki no podría ejecutar derribos, llaves, ni proyecciones sobre Alí, ni golpearle en el suelo, ni usar puñetazos, patadas a la cabeza o al cuerpo, o patadas a cualquier otro lugar a no ser que tuviera una rodilla en contacto con la lona. En palabras del experto en artes marciales Donn Draeger, esto limitaba las opciones del japonés de manera abusiva, pero éste y su equipo no podían negarse o el combate nunca tendría lugar. Alí también exigió que estas reglas se mantuvieran en secreto.

Lo que se suponía un espectáculo entretenido terminó siendo una decepción para los asistentes, que reclamaron la devolución de su dinero. Por la limitaciones de las reglas para la pelea, Inoki recurrió a su única estrategia viable y se pasó la mayor parte del tiempo yaciendo en la lona y lanzando patadas a las piernas de Ali, mientras éste huía de él y gritaba desafiante en un intento de forzar a Inoki a luchar en pie, llegando a subirse a las cuerdas del cuadrilátero para evadir las continuas patadas de Antonio. En una instancia, el luchador logró atrapar la bota de Alí y lo hizo caer, lo montó y le dio un ilegal codazo en el rostro, que le costó una penalización por parte del árbitro. No fue hasta la séptima ronda que Alí lanzó su primer puñetazo, tirando apenas una media docena de ellos a lo largo de los quince asaltos, en contraste con las 64 patadas que el japonés acertó sobre sus piernas. Al final, los jueces del combate sentenciaron un empate, y el público, desconocedor de las restrictivas normas del combate, abucheó y arrojó desperdicios al cuadrilátero. Las ganancias para ambos fueron lo único sobresaliente: $6 millones de dólares para el boxeador y $4 millones para el luchador. Sin embargo, las lesiones en las piernas de Ali fueron tan graves que terminó ingresado en un hospital, y Ferdie Pacheco, médico del boxeador desde sus inicios hasta antes de la pelea contra Spinks, temió una infección de graves consecuencias, llegando a plantearse la amputación.

Cuatro años más tarde, en febrero de 1978, perdió el título ante Leon Spinks en Las Vegas, Nevada. Sin embargo en septiembre del mismo año consiguió recuperarlo al ganarle a Spinks en un combate de 15 asaltos en Nueva Orleans, Luisiana. Retirado en 1979, volvió al año siguiente para retar a Larry Holmes en el campeonato mundial perdiendo ante su contrincante. Alí peleó por última vez el 11 de diciembre de 1981 en Nassau, Bahamas, cayendo contra Trevor Berbick.



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