'Él había de resucitar de entre los muertos'. Evangelio 9 de abril del 2023. Por el Padre Héctor de los Ríos.

“ÉL HABÍA DE RESUCITAR DE ENTRE LOS MUERTOS”

Vida, Luz, claridad, conocimiento, conciencia, liberación… El Domingo de Resurrección es la celebración con mayor densidad divina, es decir, donde Dios se hace más patente pues realiza su gran gesta: vencer al mal y a la muerte. Hermano, hermana…si hay alguna verdad de fe que haya que sostener sin titubeos es esta: Dios vence la muerte y al mal; y por consiguiente, estamos llamados a llegar a la Vida…

LECTURAS:

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43:
“…A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse,…”

Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23
R/. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4:
“Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios…”

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9:
“ El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro…”

Reflexión del Evangelio de hoy

Hoy es el día en que la oscuridad es vencida, el mal dominado, las heridas curadas y muerte asumida en la historia y especialmente en la personal. Resucitó Cristo, Aleluya!

María Magdalena se acercaba al sepulcro para verlo, es decir, para visitarlo al igual que nosotros visitamos los sepulcros tras la muerte reciente de un familiar. Es la forma que tenemos de hacer síntesis de nuestra vida con esa persona que ha muerto. Nos acercamos al sepulcro para, en cierta manera, revivir a la persona por medio del recuerdo, puesto que queremos seguir escribiendo nuestra vida con esa persona; a pesar de los pesares, fuimos felices junto a esas personas.

A eso se acercaba aquella mujer en el Evangelio de Juan: a ver el sepulcro para hacer síntesis de su vida y relación con Jesús. Lo aparatoso, a todos los niveles, e injusto que habían sido los últimos días de Jesús no le había permitido, ni a María Magdalena ni a ninguna de las mujeres ni a ninguno de los colegas y amigos, a tan siquiera de tener un momento para hacer memoria de sus vidas personales con Él. Por lo tanto, ir a ver el sepulcro, tras la precipitación de todos los acontecimientos y aún con el aturdimiento de lo fanático de todo lo que habían vivido en Jerusalén en una semana, era una manera de despedirse tras la tempestad, de recapitular y coleccionar los buenos momentos vividos con esa persona y lo mucho que se aprendió de ella. A eso iba aquella mujer: ¡a ver el sepulcro! Tal y como lo hemos hecho tú y yo con nuestros seres queridos, querido lector.

Lo que María Magdalena ni tan siquiera se imaginaba, por mucho que se lo hubiera escuchado al propio Jesús en vida (los famosos anuncios de la pasión y la resurrección), era que la recapitulación iba a ser de aquella manera: una resurrección. Aquello esta fuera de toda comprensión mental para ella, como para nosotros, pero dentro de las posibles acciones reales de Dios según las Escrituras y según nos cuentan nuestros padres: sólo Dios es capaz de dar la vida y resucitar a los muertos.

Aquella mujer se vió entonces envuelta en algo excepcional: ser la primera en ver y predicar a Jesús Resucitado. Ella fue la primera en comprender que Dios había actuado con la más bella de todas sus obras: dando y recreando la Vida a Jesús. Aquella mujer, a partir de aquel momento, comprendió e hizo síntesis de su vida, adquirió la Luz que le trajo Paz. Hacemos memoria de la gran gesta de María Magdalena: ver, creer y predicar a los compañeros que Dios había hecho una de las suyas: dar Vida cuando todo parecía terminado.

Sin darse cuenta, como nosotros hoy, ella, que iba a ver al sepulcro, también resucitó con una nueva Vida: la Vida de la Resurrección.

¡Queridos hermanos y hermanas! Surrexit Christus! ¡Cristo ha resucitado! Echa la vista atrás y reconoce un momento de tu vida en el que pasaste por las tinieblas con mucho dolor y sufrimiento; pero pasaste y llegaste a la Vida; mejor dicho, a una nueva Vida. Ese paso de la muerte a Vida por el que pasaste: es la gran obra que Dios hace por ti. A Dios lo reconocemos por sus obras; la más bella de todas, la más fuerte y vibrante es el hacer pasar de la muerte a la Vida.

Evangelio del domingo 9 de abril del 2023